CAMINITO DE LA ESCUELA
- CITLALI GONZALEZ
- 26 nov 2020
- 6 Min. de lectura
Hace unos días, sonaba fuertemente una noticia de una joven de 12 años que falleció a causa de un derrame cerebral, provocado según las teorías por exceso de tareas y la falta de comprensión por parte de la profesora a cargo.
La pequeña era originaria de Tlatlauquitepec, Puebla, y a pesar de ingresar al hospital, no logró recuperarse y murió ahí mismo.

La mamá de la niña se ha manifestado acerca de los acontecimientos ocurridos y ha externado su preocupación, así mismo, ha pedido a los profesores su comprensión y empatía, expresando que la contingencia sanitaria es difícil de sobrellevar.
Para empezar, es necesario contextualizar la situación, es bien sabido que estamos enfrentando una crisis sanitaria por Covid19 a nivel mundial, sin duda alguna, muchos sectores se están viendo gravemente afectados, y la educación no se salva, nos estamos enfrentando a nuevas normalidades en muchos aspectos, normalidades para las que, por desgracia, no estábamos preparados.
Las clases se han tenido que suspender en muchos lugares debido a la falta de recursos, al limitado acceso que se tiene a los medios digitales y en algunos casos, debido a problemas económicos derivados también de la pandemia.
En muchos hogares este virus ha impactado de manera terrible, dejando a familias sin empleo y por ende sin ingresos, familias incompletas debido a un deceso a causa del virus, y en el mejor de los casos, familias que gozan aún de salud, sin embargo, sus posibilidades adquisitivas no son tan grandes para poder proveer un equipo de cómputo a cada miembro de la familia.
Ahora bien, visualicemos este escenario, un hogar con 5 miembros (papá, mamá, y 3 hijos) y un solo equipo de cómputo; antes de la pandemia todos salían a la calle, a la escuela, al trabajo y el único que utilizaba la computadora de la familia, era el hijo mayor, pues al ser universitario tenía muchos trabajos que realizar, sus rutinas diarias digamos que eran las mismas, nada era diferente, hasta ahora, el papá debe hacer homme office, los hermanos menores conectarse a sus clases y el hijo mayor está cargado de trabajos escolares, entendiendo esto, imaginemos la terrible situación a la que se enfrenta, no solo esta familia, sino muchas otras familias que están atravesando por la misma.
Desgraciadamente nadie estaba preparado para enfrentar una situación de tal magnitud, y las consecuencias han sido terribles.
Volviendo al caso de la pequeña, es importante hacer una pausa en ello y analizar, ¿cuál es el papel que el docente debe tener frente a esta situación?, los comentarios que la mamá ha externado, hacen mención de que esta pequeña no tenía acceso a medios digitales, sin embargo, se esforzaba por entregar sus trabajos, aunque de pronto no le era posible enviarlos a tiempo, a lo cual, la profesora no mostró empatía y decidió no recibirlos, siendo esto causante de un estrés incontrolable, derivado en derrame cerebral y por consiguiente, la muerte.
Una vez explicada la situación con la niña, es necesario plantear la siguiente pregunta, ¿Dónde quedó la empatía del docente?.
Partiendo de esto vamos a explicar poco a poco. Existen diferentes pedagogías para realizar la labor docente, si bien, es cierto que la Secretaría de Educación Pública regula la educación y pide mantenerse en un mismo eje, no obstante, los profesores podemos ajustarnos a estos, sin perder nuestra propia esencia y sin olvidar que el verdadero centro de la educación debe ser el alumno, el individuo, la persona.
El hablar de educación es algo muy complejo, demasiadas corrientes, demasiados autores, pedagogías tradicionales en los que el profesor es el único ser con conocimiento y su enseñanza es completamente tradicional, esta es una enseñanza basada en el castigo, en el miedo, en la represión y no en la libertad, por otro lado, tenemos pedagogías revolucionarias, centradas en el estudiante como individuo, en sus necesidades, en sus estilos de aprendizaje y en sus tipos de inteligencia, de manera que el estudiante es la pieza más importante del proceso enseñanza-aprendizaje,¿quién no ha escuchado de los horribles castigos y represalias que ejecutaban los maestros en contra de los alumnos?
"Pórtate bien y recibirás un premio, pórtate mal y un castigo recibirás "
La educación ciertamente ha cambiado, ahora está totalmente prohibido que un profesor lastime físicamente a los alumnos, y al profesor que se atreva a hacerlo demanda segura y perdida de cédula profesional, pero, ¿qué onda con el maltrato emocional?, ¿ese está permitido?.

Y la respuesta por supuesto, es no, no está permitido, lastimosamente existen docentes que no han logrado comprender esta parte tan importante, los alumnos son importantes, sienten, aprenden de diferente manera, no son máquinas de memorización, requieren atención individual, no siempre estarán listos para aprender y está bien, a veces estarán tristes y no querrán trabajar y no pasa nada, por supuesto que es necesario enseñar los contenidos, pero también es necesario enseñarlos a controlar sus emociones, ayudar a los niños a equilibrar sus emociones, pues es real que un niño equilibrado será un niño que sin duda aprenderá mejor, es por ello que como profesor no podemos ser partícipes del maltrato emocional, no podemos ser indiferentes con los estudiantes, como docente entiendo perfectamente que existen tiempos de entrega, que existen lineamientos que cumplir, comprendo perfectamente la parte en la que la maestra solicita los trabajos, pero definitivamente no puedo compartir su postura, en estos tiempos, existen muchos impedimentos para entregar los trabajos a tiempo, como docente habrá que evaluar a los alumnos no solamente por evidencia entregada, sino por su desarrollo diario, es momento de volvernos empáticos con ellos, de hacerles sentir un poco de tranquilidad en medio del caos.
Es importante mencionar, que esta nueva normalidad educativa no solamente ha afectado a los estudiantes, es innegable que los docentes también se han visto afectados, más estrés, en algunos casos menos salario, insuficientes recursos y complicaciones tecnológicos.
Definitivamente no es lo mismo impartir clases en un salón de clases, que acondicionar un pequeño cachito en la casa para poder dar clases.
Sin duda este tiempo ha puesto en alto en cierto modo, la dignificación de la labor docente, haciéndose presente que enseñar es todo un arte, y que los profesores son los artistas que la llevan a cabo, profesores excelentes que a pesar de la terrible situación que vivimos han transformado su manera de enseñar y no han dejado solos a sus alumnos, han reinventado la manera de dar clases y no hay quien los pare en su deseo por enseñar, por desgracia, también ha mostrado la falta de humanidad en muchos profesores, cuantos vídeos no circulan día con día en redes sociales de profesores ofendiendo alumnos, ejerciendo violencia psicológica y emocional contra ellos, no se pueden permitir estos actos, esto definitivamente no representa la labor docente y de ninguna manera se puede permitir.
Retomando el caso de la profesora, ¿qué la llevó a actuar de esta manera?, ¿qué tanto estrés están viviendo los docentes para perder de vista la parte humana?.
Y mientras los docentes se vuelven locos por el estrés y los alumnos sufren los estragos de la pandemia, están presentes las inquietudes acerca de las evaluaciones, por una lado, la presión de nuestro afamado Secretario de Educación respecto a la aprobación de los alumnos y por otro, la molestia de los docentes al aprobar a un alumno que no demuestra estar preparado para el siguiente grado, y frente a esto, ¿quién tiene la razón?
No podemos ignorar el hecho de que la educación ha dado un vuelco de muchos, muchos grados, pero es ahora más que nunca cuando necesitamos ser fuertes, cuando necesitamos adaptarnos y aprovechar el lado bueno de la situación, los alumnos necesitan a los docentes, docentes comprometidos con ellos y por ellos, los docentes necesitan a los alumnos, alumnos con ganas de aprender, participativos y equilibrados, la enseñanza-aprendizaje es una dupla que solo tiene éxito si ambas partes son partícipes de ello.

Por último, pero no por ello menos importante, es importante comprender que este proceso de enseñanza tiene una pieza clave para su funcionamiento y sin duda, estos son los Padres de Familia, pues son ellos quienes hacen posible en mucho que tanto los docentes, como los alumnos, puedan trabajar perfectamente.
Es importante comprender que este tiempo es complicado, y que definitivamente nos ha mostrado que nos necesitamos los unos a los otros, docentes, padres de familia y alumnos debemos unirnos para hacerle frente a esta pandemia, no podemos permitir que la educación continúe siendo tan afectada, en nuestras manos está poder transformar al mundo.
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