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Hoy ya me voy, amor.

  • Escritor de blog
  • 19 nov 2020
  • 7 Min. de lectura

¿Cómo despedirnos de una relación?

Malena Morales


Ilusiones, rutinas, el primer mensaje del día o tomar su mano en el tráfico, todas esas son cosas de las que nos despedimos cuando acaba una relación. Y en realidad no importa tanto quién tomó la decisión de terminar, una ruptura amorosa es dolorosa para ambas partes, aunque cada quién sentirá el dolor con diferente intensidad y durante distintos periodos de tiempo pero estará allí. La mayor parte de las personas pasamos algún tipo de ruptura, es algo casi inevitable (hay muchísimas canciones exitosas y estudios científico que lo demuestran), las causas por las que se termina una relación, el tipo de relación y las vivencias que le siguen tendrán mucha influencia en el duelo (así se le llama al proceso interno que ocurre después de una pérdida), pero es poco probable que sea un proceso sencillo, y mucho menos, agradable.


Una relación amorosa se construye a partir de la intimidad, la pasión y el compromiso, por eso la ruptura resulta tan dolorosa. Una parte importante del ser humano es la intimidad que se obtiene de las relaciones sociales, es esta naturaleza social la que nos inclina constantemente a la búsqueda de los otros. La intimidad no es solo la pasión que empuja las interacciones eróticas hacia la pareja, va más allá. Surge de las emociones que se sienten por el ser querido, el apoyo recibido y demostrado en los momentos difíciles, afecto y el respeto expresado. Donde hay una relación romántica, también hay un compromiso que se expresa en el tiempo invertido para mantener y cultivar la relación.


Una relación amorosa tiene un enorme significado para los seres humanos, y especialmente para los adolescentes y jóvenes adultos, no solo por el drama y la emoción que viene con ella, también (y de manera mucho más importante) porque tiene un papel clave en el desarrollo de una persona, a partir de las relaciones románticas en esta etapa se adquieren habilidades de socialización importantes para la formación y mantenimiento de relaciones futuras. Por duro que sea, las rupturas son la oportunidad ideal para aprender a afrontar situaciones estresantes. A ninguno de nosotros nos gusta vivirlas pero resulta que las rupturas son una experiencia necesaria y útil para nuestra madurez y desarrollo personal.


Perder una relación íntima implica un largo y difícil proceso de afrontamiento, (dependiendo de qué tan profunda era la intimidad percibida). Y como resultado final se adquieren nuevas habilidades, tanto las aprendidas durante la relación como las necesarias para superar la ruptura. Suele pasar que después de una ruptura la percepción que tienes de tí mism@ ya no es la misma que antes, ahora hay un horizonte más amplio y nuevas metas de vida. ¿Muy bonito no? Pero a veces un@ no sabe cómo lograrlo.

Algunas personas en nuestro entorno querrán ayudar y dirán que vendrán cosas mejores y que es mejor dejar de pensar en eso, salir de nuevo, bloquarl@ de redes sociales, recoger tu dignidad y seguir como si nada hubiera pasado. Esto puede ayudar pero por un lado no siempre es posible evitar a tu ex para siempre, y por otro lado es muy necesario dedicarle tiempo a llorar la separación, poner en orden todas las emociones que tenemos enredadas dentro y armar un plan de acción lógico, sano y realista para superar la ruptura.


Ahora sí, vamos al grano. ¿Qué hay que hacer para superar la ruptura de forma saludable? Primero que nada es importante no limitarnos a reaccionar por impulso, no tratar de evitar el problema, no aislarse completamente de tu círculo social, ni autoinculparte (la relación es de dos y si no funciona no es totalmente tu culpa, ni totalmente su culpa, por pequeño que sea, al menos un mínimo porcentaje corresponde a la otra persona). En sus estudios, investigadores como Leick y Davidsen-Nielsen han encontrado cuatro tareas importantes que deben realizarse durante el duelo:

  • Aceptación (primera parte). De entrada es importante aceptar que ya hubo una ruptura en la relación, independientemente de las esperanzas o probabilidades de volver, ya existe una situación desagradable que llevó a una separación que puede durar horas o años y está situación es un hecho (a veces ayuda decírtelo a ti mism@ en voz alta).

  • Expresión. Busca apoyo en tu círculo social, seguro tienes entre tus contactos a alguien con quién tal vez no hables tan seguido pero que siempre está dispuest@ a escuchar todas las emociones que tienes atoradas como la frustración, alivio, deseo, anhelo por lo perdido, shock, tristeza, enojo, etc. Procura que esto sea en un espacio seguro, no se trata de escapar, buscar una relación con otra persona o evadirte del sufrimiento que trae la ruptura, debes encontrar a alguien de confianza que pueda ayudarte y no hundirte más. Si eres una persona religiosa, el apoyo espiritual también puede ayudar mucho (de preferencia esperar dos o tres días antes de ir de fiesta).

  • Reconstrucción. Después de una ruptura nos damos cuenta de que hay un millón de pequeñas y grandes cosas que nos hacen recordar nuestr@ ex, desde cosas insospechadas como el color de su foto de perfil, hasta cosas obvias como los hij@s que tienen juntos. Para poder avanzar es necesario encontrar nuevas formas de ver todo lo que te l@ recuerdan y hacer nuevos planes para el futuro. Durante una relación es normal que la rutina y el futuro se construya tomando en cuenta su presencia en nuestra vida, ahora ya no está y reconstruir nuestra realidad no solo significa llenar esos huecos, también significa aprovechar la ausencia y hacer nuevos planes en los que no esté incluid@, como un nuevo pasatiempo o adoptar una mascota que antes no podías tener porque tu ex es muy alergic@.

  • Aceptación (segunda parte). Aceptar lo que ocurre a nuestro alrededor es clave para poder solucionar el malestar. En esta segunda parte, los autores sugieren abandonar las expectativas de volver con tu ex e invertir en nuevas relaciones. A veces (sobre todo al principio) no se trata tanto de aceptar que no van a volver, si no de aceptar que las cosas nunca podrán volver a ser exactamente como eran antes, en realidad no deben volver a ser como eran antes porque, si lo analizamos bien, eso fue precisamente lo que ocasionó la ruptura y el sufrimiento actual. Aceptar la ruptura trae consigo mirar hacia el futuro e invertir energías en una nueva forma de hacer las cosas para romper con los malos hábitos del pasado, puede ser invertir en nuevas relaciones con otros, una mejor relación con tu ex y (más importante) una nueva relación contigo mism@.



Estas tareas no siempre ocurren en ese orden, ni se alcanzan por completo a la primera, en realidad las cuatro deben irse completando de forma más o menos paralela, los dos niveles de aceptación, la reconstrucción y la expresión ocurren constantemente durante todo el proceso de duelo, que suele consistir en cinco etapas:



  1. Aflicción aguda. En esta primera fase lo más característico es la incredulidad y el shock, estamos fluctuando constantemente entre la aceptación y la angustia por la ruptura. Pasamos varias veces de pensar "ya mejor que así se quede" a "no puedo creer que esto esté ocurriendo" y luego a "l@ quiero de vuelta", también pueden aparecer pensamientos como "al cabo que ni quería", por poner algunos ejemplos.

  2. Conciencia de la pérdida. En esta segunda fase se hace más evidente la ausencia del otro, la vida cotidiana sigue pero ya no es lo mismo así que se siente más "real" la separación. En esta etapa es común sentir una desagradable inestabilidad emocional, casi al borde de una crisis nerviosa por momentos.

  3. Conservación o aislamiento. La tercera fase suele considerarse la más dolorosa, aquí es cuando aparecen los estragos de la ruptura. Pueden aparecer problemas para dormir, pérdida del apetito, dificultad para concentrarse, llanto, cansancio constante, sueños, a veces la visita a lugares que nos recuerdan a nuestr@ ex (no encontré algún estudio que lo diga, pero el stalkeo encaja bastante en esta etapa). Algunos de los síntomas recuerdan un poco a la depresión, pero no se consideran un problema a menos que las primeras tres fases duren más de seis meses y/o estén causando daños serios e irremediables al funcionamiento académico, laboral y social de la persona. De ser así, es prioritario solicitar orientación psicológica, a veces solo hace falta un poco de apoyo profesional para poder salir del bache.

  4. Cicatrización. Poco a poco la fase tres ayudará a cicatrizar las heridas, empieza a ser más fácil aceptar la ruptura como un hecho del pasado y se empiezan a ver las cosas positivas que puede traer el futuro. Gracias a esto disminuye la angustia aunque el dolor por la pérdida no ha desaparecido por completo. Es cuando asumimos una visión más amplia de la vida y es posible retomar las actividades cotidianas de una forma más activa. Además empezamos a redirigir nuestra atención hacia nuevas metas personales, sociales, académicas y laborales.

  5. Renovación. Después de una ruptura surge la necesidad, primero de dar significado a lo ocurrido, entender qué pasó realmente (con hechos) y qué significa la ruptura para nosotros; en segundo lugar es necesario alcanzar el cierre a partir de salvar la dignidad y reparar la autoestima. Como toda crisis, las rupturas amorosas llegan a su final cuando es posible verlas de forma más objetiva, al principio parece catastrófico e insoportable pero después puede verse como una buena experiencia porque nos damos cuenta de que hemos aprendido algo de ello. Al final podemos recuperar una visión positiva de nosotros mismos, hemos elegido nuevas metas, pudimos modificar nuestra realidad, estilo y sentido de nuestra vida.

Con riesgo a sonar repetitiva, las rupturas amorosas no son una situación agradable ni fácil, pero al desestabilizarnos, nos ofrecen la posibilidad de desarmar las creencias que teníamos respecto al mundo y sustituirlas por unas mejores para tener una visión más amplia y satisfactoria de la propia existencia.

También podría ocurrir que, después de una ruptura muy dolorosa optemos por querer evitar permanentemente el riesgo al rechazo o la traición a los que nos exponemos en nuestra búsqueda de intimidad con otros. Pero no se puede suprimir completamente la necesidad de intimidad que tiene el ser humano, empeñarnos constantemente en escapar de los riesgos puede terminar por alejarnos completamente de aquellas cosas que son importantes para nosotros. No digo que a fuerzas tienes que tener pareja para ser feliz, pero es primordial tener relaciones íntimas y significativas en tu vida, elige qué tipo de relación quieres, planea estrategias realistas para alcanzarla y lánzate.

Añadiré una lista de canciones, incluyendo varios géneros musicales, que pueden acompañarte en la despedida de la relación:


  • Suelta mi mano- Sin Bandera

  • Vuela muy alto-Duelo

  • El amor acaba-José José

  • Me voy-Julieta Venegas

  • Me cuesta tanto olvidarte-Mecano

  • Lo que construimos-Natalia Lafourcade

  • Con las ganas-Zahara

  • Noviembre sin tí-Reik

  • Adiós para siempre-Yahir

  • Hoy ya me voy-Kanny García

  • Lejos estamos mejor-Motel

  • Dos palabras-Motel y Paty Cantú

  • Se me va la voz- Alejandro Fernández



Fuentes

Foto de portada propiedad de Skitterphoto recuperado de Pexels

Imágenes de contenido por Ryan Woodward, cuadros tomados de su animación Thought of you https://youtu.be/BZFVx0fAmpY

Referencias

Espinosa-Sierra, V., Salinas-Rodriguez, J. & Torres-Torija, L. (2017) Incidencia del duelo en la ruptura amorosa en estudiantes universitarios en (CREAS). Journal of Behavior, Healt & Social Issues, 9(2), 27-35. doi: https://doi.org/10.1016/j.jb_hsi.2018.01.001

Bustos-Caro, A. (2011) Cuando se acaba el amor: Estrategias de Afrontamiento, duelo por perdidas amorosas y crecimiento postraumático en estudiantes universitarios [tesis de grado]. Universidad San Francisco de Quito: Ecuador

Valadez-Ruiz, S. & Fernandez-Solis, M. (2018) Terapia breve cognitivo-conductual y centrada en soluciones en un caso de duelo por ruptura amorosa en un paciente homosexual. Revista electrónica de Psicología Iztacala, 21(2), 723-752.


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