La burbuja
- Carmina Sumano
- 14 sept 2020
- 5 Min. de lectura
Cuando hablamos de que alguien “está en una burbuja” nos referimos a que alguien no sale de una atmósfera que lo rodea. Que no interactúa realmente con el exterior y que el exterior tampoco llega a interactuar con el sujeto. Normalmente no es un cumplido, sino una especie de crítica hacia alguien que no se da cuenta de una realidad que parece alienígena para él.
Estar dentro de una “burbuja” es como estar cómodo y tranquilo tomando café mientras el mundo exterior arde en llamas mientras es invadido por seres extraterrestres y todos los pandas del mundo se extingan súbitamente.
El día de hoy vivimos en la burbuja más grande de la historia. Más bien, vivimos en tantas burbujas, que es imposible contarlas, y el número va en aumento. Son ahora tantas mini burbujas, que juntas formarían una gigante pero en realidad, son burbujas que nunca se van a tocar entre ellas.
Por ejemplo:
Cuando tu tía despierta y abre Facebook, posiblemente lo primero que ve son imágenes de bendiciones o un hermoso gif de ¡Feliz lunes! con un osito, rosas y glitter a su alrededor.
Cuando tu amigo el metalero abre su Facebook, definitivamente no va a ver un oso deseándole feliz lunes en su feed.
Mucho se habla de la invasión a la privacidad en Redes Sociales. Pero, ¿Qué tan directo te ataca a ti este hurto de datos masivo y conspiración maquiavélica de posesión de identidades?
Lo primero que vamos a encontrar es que todos nuestros datos, en efecto, ya están en un servidor o pasando en código binario por un satélite orbitando la tierra. Esto no es una conspiración alienígena, sino que es parte de recabar datos para que tus apps funcionen y te brinden un mejor servicio. Por lo tanto, al menos tu edad, dirección, nombre, identificación nacional y datos bancarios ya están en algún formulario de datos de las instituciones a las que acudes diariamente.
Siendo estos datos apenas la base de la información que podrían tener, información más privada como preferencia musical, visual, hasta identidad de género y orientación sexual comienzan a ser parte del conocimiento de muchas aplicaciones que son utilizadas al menos en las 10 horas que los mexicanos están frente a la pantalla al día en promedio.
La recabación de datos aumenta cuando se comienzan a observar conductas, patrones y hasta errores con los cuales se puede generar una identidad digital a la que le pueden brindar opciones más adecuadas para el uso y consumo de aplicaciones.
Es decir, pensemos en que tu tía posiblemente tiene una identidad digital, llamémosle tía digital. Y esta tía digital es vigilada por las aplicaciones a las que entra, llamémosles tiendas. Entonces, si tu tía digital entra por primera vez a una tienda de flores, la dueña de la florería la vigila para aprenderse cuáles son sus flores favoritas y qué día va normalmente por ellas, para así tener listas sus rosas todos los martes y no hacerla esperar.
Así, todas las tiendas a las que entra, saben perfectamente a qué hora entra, qué busca, qué se lleva y hasta qué deja en la caja porque ya no le alcanza. En términos de servicio, las tiendas mantienen sus datos para siempre mejorar las opciones que le brindan a tu tía digital y a todas las personas del pueblo.
Todo funciona bien hasta que un día, el alcalde del pueblo decide volverse a postular y, aunque sabe que le cae mal a todos, tiene una idea de cómo lograr caerle bien a la mayoría para ganar.
El “alcalde” compra la florería, y por tanto, la florista le tiene que contar a qué hora pasa y qué flores le gustan a tu tía. El alcalde añade tarjetas a las flores de tu tía con su campaña, en donde él agrega que en su mandato se plantarán miles de rosas alrededor del pueblo, ya que son muy necesarias y hacen que el pueblo sea un “mejor lugar de nuevo”, lo cual a tu tía le encanta y garantiza un voto al alcalde.
Esta situación se vuelve un tema ético cuando el alcalde usa los datos de las identidades digitales para ganar de nuevo las elecciones del pueblo. Y esto mismo pasa cuando tus datos son ocupados con otros fines en la vida real.
Cuando el mismo personal de Google, Facebook, Twitter, Pinterest e innumerables redes, comienza a tener dificultades para desempeñar su trabajo por temas éticos y morales, renuncian y hasta denuncian las condiciones laborales en las que manifiestan dilemas entre sus principios y el alcance que tienen, el tema comienza a tener participación en sobremesa ética.
Dentro de este problema tenemos la creación de burbujas irrompibles en nuestro feed.
Cuando una persona comparte varias veces noticias acerca de un tema, las noticias que verá en su feed serán total y únicamente relacionadas a lo que comparte. Se genera un algoritmo que sugiere solamente lo que consume. La persona ve lo que quiere ver y no lo que es. Esto se traduce en una ceguera social, tener falta de criterio y opinión objetiva colectiva.
Cuando opinas con base a evidencias que están programadas a que consumas, probablemente no tendrás una visión general de una problemática existente, de la cual no puedes tener un criterio objetivo ya que sólo estás viendo un lado pre filtrado de la moneda.
Experimenta:
Comparte durante una semana algo completamente diferente a lo que acostumbras compartir. Por ejemplo: carpintería. Observa cómo tus sugerencias, noticias, opiniones y hasta personas cambian y se enfocan solamente en ese tema.
Piensa que esto mismo pasa con los temas que interesan y alimentan a millones de personas todos los días, sin embargo no todos vemos lo mismo, sino lo que nuestra burbuja nos permite ver.
Ante esta conspiración hacker maquiavélica de robo de información y datos personales, el único héroe de La Matrix eres tú mismo. Mientras tengas una visión objetiva del tema y criterio, puedes ir generando algoritmos que amplíen tu visión y no que la reduzcan a la comodidad de tu sillón. No nos cuesta nada beber de otra fuente, y leer las cláusulas de privacidad algunas veces.
Entonces, podemos pensar y darnos cuenta que posiblemente lo que vemos e inferimos no es el problema en conjunto sino apenas una parte y posiblemente desde la perspectiva específica de alguien. Tienes toda la capacidad de diferenciar entre estar repitiendo información a realmente entenderla y generar tu opinión al respecto. Como siempre, te invitamos a que no sólo tomes agua de una sola fuente.
VISITA!
Carlos Nuel. (2016). En México pasamos hasta 10.1 horas al día viendo el smartphone. 2020, de Xataka MX Sitio web: https://www.picodi.com/mx/ahorro-magazine/los-mexicanos-pasan-9-horas-de-media-frente-a-una-pantalla#:~:text=6%20horas%20frente%20a%20pantalla,viendo%20cualquier%20tipo%20de%20pantalla.
THE SOCIAL DILEMMA- Jeff Orlowski
Experimenta!
Comparte una semana algo random en tu feed y cuéntanos de tus resultados.
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